OTOMI



Los otomíes o hñähñu aparecen como un pueblo ligado a los Olmecas de Nonoualco y a los estratos más antiguos del Alto Altiplano. Fueron los primeros pobladores del Valle de Tula, incluso antes de la llegada de los Toltecas.




Ubicación Geográfica





El pueblo otomí o hñähñu es el segundo en la entidad por el tamaño de su población, al contar, de acuerdo con datos del II Conteo de Población y Vivienda 2005 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, con 83,352 personas que declararon hablar la lengua.


La población otomí, se encuentra asentada mayoritariamente en 21 municipios: ocho son de alta marginación: Aculco, Amanalco, Acambay, Chapa de Mota, Villa del Carbón, Morelos, Temascalcingo y Temoaya; cinco son de marginación media: Jilotepec, Jiquipilco, Otzolotepec, Soyaniquilpan y Timilpan; seis son de baja marginación: Capulhuac, Lerma, Ocoyoacac, Tianguistenco, Xonacatlán y Zinacantepec; y dos, son de muy baja marginación: Metepec y Toluca.

El municipio de Temascalcingo cuenta con asentamientos de población indígena mazahua y otomí.

Actividad económica
En las temporadas "libres" del ciclo agrícola, los hombres y mujeres otomíes emigran hacia las zonas metropolitanas de las ciudades de Toluca y México, con objeto de emplearse en el sector secundario o terciario de la economía, a fin de complementar sus ingresos. Las mujeres generalmente se emplean como trabajadoras domésticas.


La actividad agrícola, particularmente el cultivo de maíz, constituye la principal actividad económica de los otomíes; quienes, además, crían ovejas, cerdos, vacas, caballos y especies menores como pollos y conejos, entre otros, ya sea para autoconsumo o para la venta, sin que ello les genere ingresos económicos suficientes. En diversos municipios, los otomíes se dedican también a la producción y comercialización de artesanías y otros productos útiles para el trabajo doméstico. 



Servicios con los que cuenta  


Los asentamientos humanos del pueblo otomí, al igual que los mazahuas, se presentan de manera semidispersa, lo que dificulta su acceso a los servicios públicos, por lo costoso de su introducción, razón por la cual existen deficiencias en agua, drenaje y electrificación.
En materia de educación, la población otomí también se enfrenta a dificultades para concluir la educación primaria y la secundaria, -cuyo origen se debe a causas de carácter social y económico- lo cual reduce el número de jóvenes que continúan sus estudios en otros niveles educativos. Se asentaron en la región central del país desde principios del siglo XVI. Actualmente se localizan en una gran porción del territorio estatal; también se les encuentra en el Valle de México o en el Valle de Toluca. Sin embargo, su mayor concentración se tiene en el centro-norte de la entidad, hasta los límites con los Estados de Hidalgo y Querétaro, la excepción es el municipio de Amanalco, localizado hacia el sur del Estado.


Vestimenta tradicional
El vestido de la mujer otomí, consiste en un chincuete o “enredo” de lana muy amplio y largo de color azul marino o negro, con líneas verdes, anaranjadas y amarillas; y una blusa de popelina de color blanco, manga corta con bordados en motivos florales, faunísticos o geométricos, o bien una combinación de ellos. Es característico de la indumentaria otomí el uso del quexquémetl, que puede ser de algodón, lana o artisela en varios colores.



 Usos y costumbres
Si bien la religión está influenciada por el catolicismo, subsiste en algunas localidades, sobre todo en las más aisladas, un sustrato más tradicional, particularmente en lo que se refiere al culto a los muertos, la creencia en el nagualismo y la causalidad de las enfermedades y su curación.
Entre los otomíes, el matrimonio era de carácter endogámico, concertado entre los padres de los contrayentes, a través del patrón de petición de la novia y entrega de regalos a su familia hasta lograr su consentimiento. En la actualidad, las más de las veces, el matrimonio se da por elección propia y cuando ocurre dentro de la localidad, el novio suele prestar su servicio prematrimonial en la casa de los padres de su futura esposa.

En el ámbito cultural, la familia, la música, la danza, la tradición oral, el sistema de cargos para la organización de las principales festividades religiosas de la comunidad, el rito, el culto religioso, y más recientemente, a través de su Centro Ceremonial Otomí, han sido elementos fundamentales para la expresión, conservación y preservación de la identidad y personalidad de este pueblo indígena del Estado, poseedor de un amplio patrimonio cultural e histórico.
En la organización social del pueblo otomí se han conservado formas y autoridades tradicionales, que le han permitido conservar la unidad social de sus comunidades y también preservar su identidad cultural. En los aspectos religiosos destacan los cargos de mayordomos, fiscales, cargueros, topiles, rezanderos y cantores, entre otros, que tienen una gran importancia en la vida cotidiana de cada comunidad.